Evangelio – Boca Cerrada
Nuestra boca nos causa muchos problemas y tantas veces pensamos luego… «no hubiera dicho esto». Cuantas veces hemos realizado demasiado tarde que hubiera sido mejor quedarse con la boca cerrada. Aunque a veces terminamos avergonzados o arrepentidos, es una ocasion de aprendizaje y a lo mejor en la proxima, guardaremos la boca cerrada.
Pero en realidad, en el aspecto eterno, es mucho peor de lo que uno pudiera pensar.
Falsa Acusación
¿Nunca has visto a una persona falsamente acusada? Cuando más le cae las acusaciones, más se alborota. En tal situación, la última cosa que miraríamos es una boca cerrada. Un inocente casi siempre se va a defender.
Más bien, lo que fluye de la boca de un falsamente acusado es un rio torrencial de palabras (y muchps veces palabras no tan bonitas). Cuando nos acusan alsamente, es una realidad que nos defendamos, argumentamos y dejamos bien declarado que «Yo no tengo la culpa».
Que contraste cuando leemos en la Palabra de Dios de alguien que, aunque era inocente, reaccionó de una manera totalmente diferente cuando le acusaron a Él..
El evento fue profetizado por Isaias:
«Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero;
y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.»
Isaías 53:7.
Fue tan impresionante que Pilato fue impactado y quedo perplejo.
«Pero Jesús no le respondió ni una palabra;
de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.»
Mateo 27:14
Culpable
Miramos que al ser humano le es difícil mantener la boca cerrada cuando es inocente. Y ¿qué si es culpable? Logicamente, un culpable confesaría o confirmaría el hecho, ¿verdad? Nuestra experiencia indica algo diferente.
¿Has visto a un culpable tratar de defenderse? Aunque todos a su alrededor saben que es culpable, es raro que se deja por vencido. De una manera u otra, y con muchas palabras, un culpable trata de esquivarse o cambiar el enfoque para salirse del asunto.
En el hogar, en los colegios, en el trabajo y en la corte, se mira una escena parecida vez tras vez. A nadie le gusta ser acusado de un mal hecho, mucho menos sufrir las consecuencias por tal. En realidad, muchos en la historia han evitado el castigo por sus malas obras con la elocuencia de sus cuentos.
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Boca Cerrada
¿Será que funcionaría esta estrategia cuando uno se presenta delante de Dios, acusado de sus pecados? La elocuencia de tus palabras, las lagrimas, los peros… no ayudaran. Mas bien, tu boca quedará totalmente cerrada.
«Pero sabemos que todo Io que la ley dice, Io dice a los que están bajo la ley,
para que toda boca se cierre y todo el emundo quede bajo el juicio de Dios;»
Romanos 3:19
Cuando el Señor habla, y declara, y juzga con toda justicia, el ser humano quedará con la boca cerrada. Ni una palabra podrá sacar en su propia defensa.
Abre tu boca hoy
Si piensas que podrás discutir con el Señor, medita en esto:
«Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.»
Mateo 22:46
¿Por qué? Porque el Señor tiene la razón y su juicio es justo, no se equivocará.
En realidad, ¿que tendrá que decir alguien quien rechazó la persona de Jesucristo?
«el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
quien cuando le maldecían, no respondía con maldición;
cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia;
y por cuya herida fuisteis sanados.»
1 Pedro 2:22 – 24
Cuando consideras lo que Él hizo a tu favor, con el propósito de rescatarte de las consecuencias de tus pecados, ¿qué piensas? Una mejor oferta no recibiras para la salvación de tu alma. Responde hoy mientras que puedes. Confiesa con tu boca que Jesús es el Señor. Después de muerto, no podrás decir nada.
¿Qué pensará Él de alguien quien menospreció su sacrificio, y su oferta de salvación?