1 Tesalonicenses 2:4

“sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.”


Aprobados

de Confianza


¿Cuál es la responsabilidad de un mensajero? Compartir el mensaje de el quien lo envió. Si el mensajero no comunica bien el mensaje, o lo cambia a su juicio, ¿de que le sirve a el quien lo envió?

“El mal mensajero acarrea desgracia; Mas el mensajero fiel acarrea salud.” Proverbios 13:17

“Como frío de nieve en tiempo de la siega, Así es el mensajero fiel a los que lo envían, Pues al alma de su señor da refrigerio.” Proverbios 25:13

Dios encargó su mensaje de salvación a hombres de confianza. Profetas y apóstoles que no se preocupaban por el rechazó de los oyentes, ni de la persecución a las manos de los oponentes. No cambiaron el mensaje para suavizarlo o endulzarlo; predicaron la Palabra no adulterada.

El Señor le mandó a sus discípulos una cosa en cuanto al evangelio, hablando de su muerte y de su resurrección. “Y vosotros sois testigos de estas cosas.” Lucas 24:48 Gracias al Señor que ellos tomaron en serio su responsabilidad aun bajo persecución diciendo “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Hechos 4:20

Existe un contraste en los que no le importa la veracidad del mensaje. Para ellos el mensaje se caracteriza con lo siguiente: error, impureza, engaño, palabras lisonjera, avaricia, gloria de hombres. Ni les importa cambiar el mensaje para su propio provecho.

Pablo confirma con que autoridad recibió el mensaje: “pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” Gálatas 1:12

Pablo confirma su responsabilidad en cuanto al mensaje: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10

Lastimosamente, otros han usurpado el mensaje, tomándolo para si y trastornándolo para engañar y aprovecharse de su poder. Estos son como aquellos falsos profetas y falsos apóstoles quienes por lucro se apoderaron de la Palabra de Dios y cuyo fin será como el de Caín, de Coré y de Balaam (Judas 1:11).


Reflexión personal: Tu Palabra es verdad. Tu mensaje es claro. Con mis palabras, ¿hago mentir Tu Palabra? Con mi mensaje, ¿oscurezco Tu mensaje?

Oración: Padre, que mis palabras sean unas con las suyas. Que mi mensaje sea uno con el tuyo.


 

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