“Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.” 1 Tesalonicenses 4:8
Espalda
Orgullo
Cuando alguien desecha un buen consejo o una buena instrucción por puro gusto o porque no le gusta que uno “le mande”, se está haciendo daño a si mismo. Está literalmente tirando piedras contra su propio tejado.
Miramos tal vez el ejemplo mas claro cuando la nación de Israel se decidió buscar un rey para ser como las naciones a su rededor. Aunque Samuel aconsejó al pueblo y les advirtió, ellos estaban decididos en sus propósitos y no querían escuchar nada a lo contrario. Pero notamos algo serio porque no estaba a Samuel ni a su mensaje que estaban rechazando.
“Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” 1 Samuel 8:7
Para la nación de Israel les fue de mal en peor. Queriendo hacer las cosas a su manera dieron la espalda a Jehová y sufrieron graves consecuencias.
Cuando tiene que ver con los principios bíblicos, muchas veces actuamos de la misma manera. Estamos decididos de lo que queremos que digan las Escrituras y no nos dejamos ser guiados por su verdad. Lo peor es que nos frustramos cuando alguien trata de guiarnos o aconsejarnos y por no querer cambiar o someternos a la verdad, maltratamos o despreciamos a tal persona. Hay un dicho algo así “No matan al mensajero”.
Así trataron a los profetas de la antigüedad y así trataron al Señor Jesucristo cuando el vino. No les gustó el mensaje. “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Isaías 53:3
Pero notamos la seriedad y las consecuencias de rechazar un mensajero verdadero. “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.” Lucas 10:16 Rechazar a los profetas, rechazar a los apóstoles, rechazar a Cristo es literalmente rechazarle a Jehová.
El Señor sabía que cuando el viniera, iba a ser rechazado. “Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.” Lucas 17:25
Reflexión personal
¿Qué de esta generación? ¿Qué de mi? Desechar la verdad porque no me gusta oírla o seguirla es una afrenta no al mensaje, ni al mensajero sino a la verdad, Jehová mismo.
Oración
Padre, santifícame en tu verdad, tu palabra es verdad.
1 Tesalonicenses 4:8
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