“para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.” 2 Tesalonicenses 1:12
Un nombre
Gloria
¿Cómo es que el Señor Jesucristo puede ser glorificado en el ser humano?
Pensemos en la relación entre el Hijo de Dios y Dios el Padre. ¿Cómo fue que el Padre recibió gloria por medio del Hijo? La respuesta es muy directa y muy sencilla. El Padre recibió gloria por la obediencia del Hijo. “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” Juan 17:4
¿Qué sucedió cuando el Padre fue glorificado por el Hijo? “Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.” Juan 12:31 – 32. Dios glorifica al Hijo diciendo “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5
De igual manera el Señor Jesucristo es glorificado por el ser humano por la obediencia del ser humano. Cuando el ser humano cree en el Señor Jesucristo como su Salvador y vive su vida en sumisión a Él, Él es glorificado. “cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).” 2 Tesalonicenses 1:10
No solamente es glorificado el Señor Jesucristo cuando alguien vive conforme al llamado, sino que Dios es glorificado también. De igual manera, es por la obediencia del creyente; “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Juan 15:52.
Todo lo que hace el creyente conforme a la voluntad de Dios es para la gloria del Hijo y para la gloria del Padre. “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 4:11
Todos glorificados mutuamente. Cristo por la obediencia del creyente, Dios por la obediencia de Cristo. Cristo por haber hecho la voluntad del Padre y el creyente por haber hecho la voluntad de Cristo.
Como Noé condenó al mundo por creer a Dios y fue aprobado por Dios como un hombre de fe, así el ser humano que cree a Dios es aprobado por Dios como hijo de fe. Dios fue glorificado por la obediencia de Noé y Noé fue glorificado por Dios por hacer todo lo que Dios le mandó. Así Dios escoge compartir con el creyente algo inmerecido.
Reflexión personal
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” Juan 3:30
Oración
Padre, que miran a Cristo cuando me miran a mi para que Tu sea glorificado.
2 Tesalonicenses 1:12
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