Libertad en Verdad

Filipenses 3:13

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,” Filipenses 3:13


¿Qué tiene su pasado?

¿Qué tiene su futuro?


Filipenses 3:13
Devocional sobre Filipenses 3:13

¿Nunca ha probado correr mirando hacia atrás? O ¿Nunca ha probado caminar “de retroceso”? De cualquier manera que lo prueba, tarde o temprano va a caer. Es imposible seguir adelante mirando hacia atrás.

El pasado puede ser lleno de egoísmo, engaño, equivocaciones o de éxito. Al ser humano, le encanta poner la mira en el pasado… sea para enfatizar lo malo que ha hecho o experimentado o para enfatizar lo bueno que ha recibido o hecho. Pero, ¿de qué sirve poner la mirada en estas cosas, que sean buenas o malas?

Pablo usa la ilustración de un atleta que corre en una carrera. Cuando es dada la señal, el atleta solamente tiene una mirada, una meta, un propósito. Todo lo que le pasó en los meses de entrenamiento (por bueno o por malo) no están en sus pensamientos. El único pensamiento que tiene es terminar primero en ese evento. Todo lo demás le es para él una distracción. Más bien, miramos al atleta extendiéndose hacia adelante para tomar el premio.

En nuestra carrera como creyentes ¿será que tenemos la misma determinación de mantener la mirada puesta en una sola cosa? ¿Qué efecto tiene nuestro “volver atrás”? pensando en lo que éramos o pensando en lo que hubiera podido ser etc… Seamos como el Señor Jesucristo que mirando la meta afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Nada iba a distraer el Señor de cumplir el por qué había venido.

Cada uno tiene la oportunidad de volver atrás para “vivir” en el pasado o “vivir” una realidad alternativa. Ese aviso sale vez tras vez en las escrituras por que el Señor conoce el corazón del ser humano. En Lucas 9:62 “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” y también en Hebreos 11:15 “pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.” ¿Dónde está mi mirada, en que estoy pensando?


Reflexión personal

Considerando la grande nube de testigos alrededor mío y todo lo que pasaron ellos, la realidad de “puestos los ojos en Jesús” tiene mucho sentido. La mirada puesta a mi rededor, en lo que sea, me pone en peligro como Pedro que empezó a hundirse. Yo quiero, como ellos, cumplir el por qué fui salvo.


Oración

Señor, no deja que mi propia vida me sea una distracción. Que ni el pasado ni el presente me hace olvidar el futuro. El Señor así vivió su vida pensando en mi salvación y yo quiero vivir mi vida pensando en mi Salvador y la salvación de otros.


Filipenses 3:13

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