Libertad en Verdad

Filipenses 1:6

“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Filipenses 1:6


¿Cuál es la buena obra? y ¿Quién la comenzó? y ¿Qué fin tendrá esa obra?

La buena obra es la salvación.

El que inició la buena obra es Dios.

El propósito es la culminación de esta salvación.


Filipenses 1:6
Devocional sobre Filipenses 1:6

El día de salvación es cuando una persona reconoce el juicio que merece su pecado y pone su confianza en la obra de Cristo como El que tomó el juicio por su pecado. La obra que Dios quiere realizar en una persona inicia al momento de creer en Cristo. La persona es salva para toda la eternidad y por lo demás de su vida aquí en la tierra, Dios estará trabajando en ese creyente para hacerle quien quiere que sea para su gloria y honra.

El momento de salvación no es el fin del asunto para el que cree sino el principio. El ser salvo no es quedarse contento con el perdón de sus pecados ni quedarse contento con su escape de la condenación,, ni quedarse contento con su nuevo destino eterno (aunque todo esto es cierto para el creyente verdadero).

El ser salvo es el inicio de algo nuevo y eterno. Dios tiene algo preparado para cada persona que cree en su Hijo como salvador y la salvación es solamente la primera cosa. En Efesios 2:10 Pablo nos ayuda a entender el propósito de Dios en salvarnos “porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Buenas obras que tendrán resultados eternos.

Además, el fin del asunto para el creyente está descrito por Juan cuando dice en                   1 Juan 3:2-3 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” Hacerle como Cristo es el deseo que Dios tiene para el creyente, como el hacerse como Cristo es el deseo de un verdadero creyente.


Reflexión personal

Cuando Dios me salvó a mí, ¿qué es lo que me tenía preparado para hacer? ¿Lo estoy haciendo? La evidencia de salvación es la obediencia, no por “deber” (a la fuerza) sino por “querer” (voluntariamente). Yo soy un instrumento en la mano de Dios para que me moldea y me usa como él quiere para su honra y para su gloria.


Oración

Señor de mi salvación, Yo me someto a tu voluntad para que hagas lo que quieres conmigo para que yo sea útil para ti. Que yo sea el barro en la mano del alfarero. Que tú, al terminar tu obra en mí, recibe gloria y honra. Te sirvo a ti, porque te amo. Espero con ansiedad aquel día cuando veré a mi Salvador cara a cara y deseo escuchar estas palabras “bien hecho siervo fiel”.


Filipenses 1:6

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