“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6:13
La astucia del enemigo.
Yo para el Señor.
Ya estamos en el día malo. Las mentiras del enemigo, los engaños del enemigo, las acechanzas del enemigo, las artimañas del enemigo son evidentes alrededor nuestro.
El enemigo está activo y según 1 Pedro 5:8 “… vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Después de advertirnos del enemigo, Pedro nos da el mismo consejo que nos da Pablo “al cual resistid firmes en la fe” 1 Pedro 5:9.
¿Cómo resistió el Señor los ataques del diablo? Cuando el enemigo mal utilizó la Palabra de Dios, Jesucristo le dio con la verdad de la Palabra de Dios. “Escrito está…” (ve Mateo 4:1 – 11). Al ser enfrentado con la verdad, nota como el enemigo se fue. Acordémonos de la admonición en Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
Hay Victoria
Hay victoria en el Señor cuando nos sometemos a su voluntad y cuando reconocemos que la batalla no es terrenal sino espiritual y nos armamos con la armadura de Dios.
2 Corintios 10:3 – 5 “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”
Soldados despiertos, atentos y alertos conforme a Romanos 13:11 – 12 “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.”
Nunca nos olvidamos del huerto de Edén donde nuestros primeros padres dudaron la Palabra de Dios y así fueron vencidos por el enemigo. No se fijaron que “el conocimiento del bien y del mal” no era la meta del enemigo para la humanidad sino su destrucción. El enemigo siempre tiene la mirada puesta en algo más que lo visible. Su propósito es destronarle a Dios (ve Ezequiel 28:2 y 2 Tesalonicenses 2:4) y tomar el lugar más alto de toda la creación. Las artimañas del enemigo son para nuestra destrucción.
Reflexión personal
A veces yo pienso que ando mejor que los demás. A veces mirando a otros que no están siguiendo bien, digo como Pedro “Yo nunca”. Es peligroso pensar de esta manera porque “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1 Corintios 10:12.
Oración
Señor, ayúdame a armarme como debería de ser armado. No para provocar conflictos, ni para iniciar discusiones sino para poder resistir al enemigo, perseverar en la carrera y con denuedo predicar el mensaje del evangelio con toda sabiduría y verdad para Tu gloria y honra.
Efesios 6:13
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