Libertad en Verdad

Efesios 6:6

“no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;” Efesios 6:6


¿A quién sirvo?

¿Lo hago para Cristo?


Efesios 6:6
Devocional sobre Efesios 6:6

Muchas veces cuando alguien se acerca, somos muy pronto a cambiar lo que estamos haciendo o por lo menos la manera en como lo estamos haciendo. Esta es la reacción normal del ser humano, en particular cuando está haciendo algo indebido o que provocaría críticas.

En verdad, mucho podemos hacer al escondido. El niño esconde mucho de sus padres. El esposo o la esposa esconde mucho de su compañero. Un trabajador esconde mucho de su jefe. los alumnos esconden mucho de sus profesores.

Hay un dicho que dice “Puedes engañar a la mayoría de la gente la mayoría del tiempo, pero nunca puedes engañar a su madre”. Aunque es cierto que las madres conocen mejor que cualquier a su hijo y su forma de ser, a ellas también uno la puede engañar. Ese dicho correctamente pudiera decir “Puedes engañar a la mayoría de la gente la mayoría del tiempo, pero nunca puedes engañarle a Dios”. Allí, si, tenemos algo cierto de Dios, Él nos conoce en lo más íntimo de nuestros pensamientos, nuestros deseos y nuestras intenciones.

De igual manera, mucho hacemos por apariencia, y a una gran porción de la población, las apariencias le importan muchos; desde la forma de vestirse hasta la forma de hablar o de actuar. Muchos piensan que sobre todo hay que presentar una buena cara. ¿La motivación? Que la gente nos mira bien y piensa bien de nosotros sin importar lo que fuera la realidad interna.

En lo más íntimo de nuestro ser: ¿Qué es lo que nos motiva? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué queremos que la gente mira o piensa de nosotros?

Deberíamos de pensar en una meta más alta: una meta que no es temporal sino eternal, una meta que no es terrenal sino celestial. Como creyente, como siervo de Dios, ¿qué es lo que más nos importa? ¿Qué piensan los hombres de mí o que piensa Dios de mí? Gálatas 1:10 “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”

De lo más sencillo de la vida, las responsabilidades cotidianas, hasta lo más importante de la vida, el predicar el evangelio… todo para Cristo. Colosenses 3:22 – 24 “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”


Reflexión personal

¿He sido honesto con Dios? ¿He sido honesto con los hermanos? ¿He sido honesto con los incrédulos? ¿He sido honesto con mi mismo?


Oración

Señor, repito lo que escribió David en Salmo 26:2 “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.”. Que sea cierto de mi vida, como la de la vida de Pablo en Filipenses 1:21 “para mí el vivir es Cristo” y en Gálatas 2:20 “Cristo vive en mí”.


Efesios 6:6

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