“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,” Filipenses 2:12
¿Quién me está mirando?
¿Qué es lo que me motiva?
Un triste comentario de la humanidad es: Uno trabaja cuando alguien lo mira, y no trabaja cuando nadie lo mira. Literalmente, el ser humano sirve al ojo. Es evidente en los lugares de trabajo, en las escuelas y en los hogares.
Lo que el ser humano no entiende es que el Señor mira todo. Nadie puede escaparse del ojo de Dios. En realidad, este es lo que más importa en la vida de todo ser humano. Nadie se puede esconder de Él y ante Dios todos están literalmente desnudos incluyendo los motivos.
En otros pasajes, Pablo escribe sobre el mismo principio, aunque, en otras palabras.
“no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,” Efesios 6:6 – 7
“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;” Colosenses 3:22 – 33
Si yo soy salvo, el servir a Dios con todo lo que soy y todo lo que tengo debe de ser mi motivación. Que alguien me está mirando o no, no debe de importarme. Notamos el contraste:
- agradar a los hombres, buscando la aprobación de aquellos
- sirviendo al Señor de buena voluntad, con corazón sincero, temiendo a Dios
El principio se amplifica cuando Pablo hace una declaración sobre aquellos que tienen como motivación el agradar a los hombres en la predica del evangelio: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10
¿Soy un siervo de Cristo o no? Por qué, y como vivo, da testimonio de quien soy siervo en verdad.
Reflexión personal
¿Estoy obedeciendo al Señor, haciendo lo que él quiere que yo hago, o estoy haciendo las cosas a mi manera como yo quiero? ¿Si estuviera el Señor aquí físicamente a la par mía, será que se alegraría de lo que hago para él y por él?
Oración
Limpia mi corazón, mis intenciones, mis propósitos para que sean alineados con los tuyos. Quita de mí el hacer mi voluntad para que sea hecha la tuya… como dijo el Señor Jesucristo, no mi voluntad sino la tuya. Mi vida para tu gloria y para tu honra.
Filipenses 2:12
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