Efesios 3:20 | Libertad en Verdad

«Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,» Efesios 3:20

Un Dios limitado

Un Dios a la orden

Sin querer, el ser humano pone límites en lo que Dios puede hacer o pone límites en quien es Dios. No confiamos en El, porque no pensamos que puede cumplir lo que dice que puede cumplir o no confiamos en El, porque no cumple con nuestras expectativas.

O, al contrario, el ser humano trata a Dios como que si fuera un mesero en un restaurante de lujo. Cuando queremos algo, chasqueamos los dedos y que nos trae lo que queremos, y eso, ya.

Primeramente, necesitamos entender algo, Dios no es un mesero. Solamente porque Dios es amor o porque es bondadoso, no significa que “El me lo tiene que hacer” como mucho se dice y mucho se espera hoy día. Santiago revela una realidad en cuanto a lo que pide el ser humano cuando en Santiago 4:3 le llama la atención al lector “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” ¿Sera que Dios conoce los motivos reales de nuestras peticiones?

En cuanto a lo que Dios puede o no puede hacer entendamos otra cosa. Si nuestro propósito o nuestra petición es conforme a su voluntad el Señor provee abundantemente y en este versículo, el apóstol Pablo en una frase cuadra bien el asunto. Dios es poderoso y lo que gobierna las peticiones de los suyos es su Espíritu que Él nos ha dado. Considerando eso, las peticiones que son presentadas conforme a su voluntad y conforme a sus propósitos, ¿En realidad, no hace Dios más de lo que esperamos?

Santiago también nos da el patrón en como Dios actúa con los suyos. En un ejemplo en cuanto a la sabiduría espiritual (de Dios) Santiago 1:5 dice “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Allí encontramos otra vez la palabra “abundantemente”. Ahora, si fuera pedir sabiduría humana conforme a 1 Corintios 2:4 – 5 para poder discutir con más eficiencia o para siempre tener la razón, ¿Qué haría Dios?

Cuando pensamos en lo que Dios “puede o no puede hacer”, o si Dios “lo tiene o no lo tiene que hacer” de que estamos hablando, ¿Necesidades o deseos? ¿Su voluntad o la mía? Entendiendo los propósitos de Dios, nos ayuda a entender su actuar en cuanto a las peticiones del ser humano y conformar nuestras peticiones conforme a su voluntad.

Reflexión personal

Con mi boca, nunca diría que Dios no puede. ¿Será que con mis acciones así lo estoy declarando? ¿Necesito ser reprendido como lo fueron los discípulos por el Señor Jesucristo al dudar quienes podían ser salvos? “Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.” Marcos 10:27. Conforme a su buena voluntad.